La inocuidad alimentaria es una preocupación global que afecta a consumidores, productores y reguladores por igual. La garantía de que los alimentos que llegan a nuestra mesa cumplen con los más altos estándares de seguridad es esencial para la salud pública y la confianza del consumidor. En este sentido, los esquemas de certificación desempeñan un papel crucial al proporcionar marcos de referencia rigurosos y actualizados que permiten a las empresas evaluar y mejorar continuamente sus prácticas.

IFS (International Featured Standards):

IFS es un esquema de certificación reconocido a nivel mundial que establece estándares para la seguridad y calidad de los alimentos, así como para la gestión de procesos y recursos. En los últimos años, IFS ha evolucionado para adaptarse a los cambios en la industria alimentaria. Las versiones más recientes, como IFS Food Version 7, se centran en la simplificación y flexibilidad de los requisitos, al tiempo que mantienen un enfoque riguroso en la gestión de riesgos y la mejora continua.

La digitalización también ha jugado un papel destacado en los esquemas de certificación IFS, con la implementación de herramientas en línea que facilitan la gestión de documentos, auditorías y seguimiento de no conformidades. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también proporciona una mayor transparencia en toda la cadena de suministro.

BRC (British Retail Consortium):

El BRC es otro esquema de certificación ampliamente utilizado que se centra en la seguridad alimentaria y la calidad de los productos. La última versión, BRC Global Standard for Food Safety Issue 8, ha introducido cambios significativos para abordar desafíos emergentes en la industria. Se ha fortalecido la importancia de la cultura de seguridad alimentaria dentro de las organizaciones, fomentando una mentalidad proactiva hacia la gestión de riesgos.

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